Hay chips de varias formas y tamaños, tales como sticks, dados o virutas, de roble francés o americano, con diferentes grados de tostados, etc. Bastan pocos gramos añadidos para que los caldos tomen gusto a madera, lo que ha puesto en riesgo el método tradicional, pues así los costes se reducen drásticamente.
Los más ortodoxos productores rechazan el atajo de los chips, pero la Unión Europea recientemente resolvió el asunto a favor de poder utilizarlos, aunque no se puede colocar en la etiqueta que el producto fue sometido a añejamiento o crianza, por lo cual, los vinos catalogados como "Reserva" o "Gran Reserva" tienen la certeza de haber sido fermentados en barricas auténticas. En Australia, Nueva Zelanda, Chile, Argentina y Estados Unidos es muy común la utilización de tales chips.
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