En el caso de Concha y Toro, bodega líder en exportaciones del mercado chileno, es más que reconocido el profesionalismo de sus trabajadores y métodos para obtener sus reputados productos, pero cuando en una añada las condiciones de suelo y clima son favorables, se obtiene una cosecha excelsa. Y eso es justamente lo que ocurrió en la cosecha 2006-2007, que después de varios meses de barrica fue embotellada y empieza a llegar a nuestro mercado.
Cualquier cambio climático, exceso de lluvia o granito, intensidad del sol, heladas y plagas pueden afectar a las vides. Pero en dicha temporada 2006-2007, después de una primavera fría, comenzó un período de lluvia que refrescó los racimos, trayendo temperaturas muy adecuadas que relajaron las plantas. Y justo a tiempo salió el sol para que maduraran los taninos de la fruta de forma perfecta. De esa manera, los enólogos celebraron cosechando una fruta sana y fresca, consiguiendo una equilibrada concentración de aromas, dulzor y cuerpo.
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