Los oportos son vinos con una fuerte personalidad y tienen una gran historia. Estos finos caldos nos envuelven por sus dulces aromas y sabores que se enaltecen con la fortificación hecha con aguardiente de uva, la cual los convierte en vinos versátiles, que sirven bien como aperitivos o para acompañar el postre, la sobremesa y hasta un buen habano.
Portugal es conocida por la producción de vinos jóvenes de mucha acidez, de los cuales destaca la denominación controlada Vinho Verde -que no sólo cuenta con vinos blancos, también con tintos, ya que su nombre se debe a que las uvas son vendimiadas antes de su madurez-.
La región portuguesa de cultivo más cotizada es al noreste de ese país, especialmente el Valle del Duero. Y es precisamente allí donde se cosechan las uvas que dan origen a uno de los vinos más particulares debido a su posterior “fortificación” con aguardiente: el oporto.
El Valle del Duero
La región que bordea al río Duero es de las zonas menos desarrolladas de Europa Occidental. Los rurales paisajes del Duero escoltan al río unos 150 kilómetros hacia el norte hasta la frontera española (alrededor de unas 250.000 hectáreas). Con los años, el río ha dibujado en la superficie profundas zanjas, creando laderas de difícil acceso que los portugueses han convertido en cultivos tipo terrazas, haciendo posible las extraordinarias viñas con que cuentan hoy en día.
El clima de la región es bastante difícil para el cultivo de vides. El invierno es muy templado y con mucha sequía en las zonas altas, mientras que el verano es sumamente caluroso, con temperaturas que oscilan los 40 grados en la sombra. Lo más paradójico del oporto es como en una zona tan dura se producen uno de los vinos más elegantes del mundo.
Historia del Oporto
El oporto se desarrolló circunstancialmente gracias al desvío de comercio que hubo de Francia e Inglaterra en el Siglo XVII, debido al conflicto causado por las altas tasas a la exportación impuesta para los vinos de Burdeos.
Por esa razón, en el año 1689, Carlos II de Inglaterra decidió boicotear los vinos franceses, originando que los comerciantes ingleses comenzaran a importar vinos portugueses. Para ello, instalaron en Porto agencias comerciales y ambas naciones firmaron acuerdos otorgándose aranceles preferenciales a los fines de facilitar el comercio de los caldos.
Los vinos portugueses de aquella época eran secos, robustos y aromáticos, y para aguantar las grandes travesías para llegar a Inglaterra, se les comenzó a fortificar con aguardiente de uva. Resulta que gracias a ese aditivo se evidenció que el vino perdía acidez y se preservaba el azúcar del mosto, adquiriendo así más delicadeza y multiplicando su sabor y aromas afrutados.
Luego, en el Siglo XVIII, el Marqués de Pombal, célebre primer ministro portugués, delimitó y clasificó los viñedos del Valle del Duero, buscando así la más óptima calidad de los productos y estableciendo además normas técnicas de cultivo, elaboración, transporte y precios. También creó la Compañía General de Agricultura de las Viñas del Alto Duero, encargada de impartir severos castigos a los agricultores que no observaran las ordenanzas. De esa forma, se considera que Portugal fue el país pionero en crear la denominación de origen controlada, doscientos años antes que sus vecinos comenzaran a reglar la producción y comercialización de vinos.
Los Oportos
La Denominación de Origen Controlada del Duero, establece que para la elaboración de los oportos deben utilizarse al menos 29 cepas (15 tintas y 14 blancas), destacando las siguientes: Touriga Nacional, Tinta Roriz, Tinta Barroca, Tinta Cao, Malvasia Fina, Malvasia Rei, Rabigato, Codega y Viosinho.
El aguardiente de vino se agrega en una proporción 110 litros por cada 650 litros de mosto, suspendiendo de esa forma la fermentación y acrecentando el dulzor. El grado alcohólico de los oportos varía entre 19° y 21°, superando cualquier otro tipo de vinos debido a los alcoholes agregados.
Aparte de las reglas generales, existen distintos tipos de oportos marcados por diferentes características debido a sus aromas, delicadeza y envejecimiento.
Porto Blanco: varía en cuanto a su dulzor pero tiene en común que es añejado en barricas por 2 ó 3 años.
Ruby: tiene un color rojizo claro como la piedra preciosa. Es el blend más económico por ser muy joven. Es envejecido por 2 ó 3 años.
Tawny Joven: es un blend con mejores cepas que el ruby, aunque es también joven.
Late Bottled Vintage (LBV): Fue lanzado por primera vez en 1970, se produce todos los años y es envejecido en barricas de 4 a 6 años, luego es filtrado y estabilizado más que un Vintage. Debe indicarse el año de la cosecha y del embotellamiento.
Tawny Añejo: se permiten cuatro categorías según su antigüedad (10, 20, 30 y 40 años). Son blends sabiamente mezclados que pasan hasta cuatro décadas en barricas de roble. Luego de rigurosos estudios químicos y catas, se permite su venta al público.
Colheita: se elaboran de una sola cosecha, posteriormente pasan mínimo 7 años cuando se va trasegando el vino. Se hacen por pedidos especiales de los clientes, por lo que son muy costosos.
Vintage: al igual que el anterior, son producidos de una sola cosecha pero éstas tienen que ser excepcionales. Se embotellan luego de 2 ó 3 años de envejecimiento en barrica y luego pueden pasar en botella de 5 hasta 50 años. Son ideales para acompañar quesos fuertes, chocolates y repostería fina.
Portugal es conocida por la producción de vinos jóvenes de mucha acidez, de los cuales destaca la denominación controlada Vinho Verde -que no sólo cuenta con vinos blancos, también con tintos, ya que su nombre se debe a que las uvas son vendimiadas antes de su madurez-.
La región portuguesa de cultivo más cotizada es al noreste de ese país, especialmente el Valle del Duero. Y es precisamente allí donde se cosechan las uvas que dan origen a uno de los vinos más particulares debido a su posterior “fortificación” con aguardiente: el oporto.
El Valle del Duero
La región que bordea al río Duero es de las zonas menos desarrolladas de Europa Occidental. Los rurales paisajes del Duero escoltan al río unos 150 kilómetros hacia el norte hasta la frontera española (alrededor de unas 250.000 hectáreas). Con los años, el río ha dibujado en la superficie profundas zanjas, creando laderas de difícil acceso que los portugueses han convertido en cultivos tipo terrazas, haciendo posible las extraordinarias viñas con que cuentan hoy en día.
El clima de la región es bastante difícil para el cultivo de vides. El invierno es muy templado y con mucha sequía en las zonas altas, mientras que el verano es sumamente caluroso, con temperaturas que oscilan los 40 grados en la sombra. Lo más paradójico del oporto es como en una zona tan dura se producen uno de los vinos más elegantes del mundo.
Historia del Oporto
El oporto se desarrolló circunstancialmente gracias al desvío de comercio que hubo de Francia e Inglaterra en el Siglo XVII, debido al conflicto causado por las altas tasas a la exportación impuesta para los vinos de Burdeos.
Por esa razón, en el año 1689, Carlos II de Inglaterra decidió boicotear los vinos franceses, originando que los comerciantes ingleses comenzaran a importar vinos portugueses. Para ello, instalaron en Porto agencias comerciales y ambas naciones firmaron acuerdos otorgándose aranceles preferenciales a los fines de facilitar el comercio de los caldos.
Los vinos portugueses de aquella época eran secos, robustos y aromáticos, y para aguantar las grandes travesías para llegar a Inglaterra, se les comenzó a fortificar con aguardiente de uva. Resulta que gracias a ese aditivo se evidenció que el vino perdía acidez y se preservaba el azúcar del mosto, adquiriendo así más delicadeza y multiplicando su sabor y aromas afrutados.
Luego, en el Siglo XVIII, el Marqués de Pombal, célebre primer ministro portugués, delimitó y clasificó los viñedos del Valle del Duero, buscando así la más óptima calidad de los productos y estableciendo además normas técnicas de cultivo, elaboración, transporte y precios. También creó la Compañía General de Agricultura de las Viñas del Alto Duero, encargada de impartir severos castigos a los agricultores que no observaran las ordenanzas. De esa forma, se considera que Portugal fue el país pionero en crear la denominación de origen controlada, doscientos años antes que sus vecinos comenzaran a reglar la producción y comercialización de vinos.
Los Oportos
La Denominación de Origen Controlada del Duero, establece que para la elaboración de los oportos deben utilizarse al menos 29 cepas (15 tintas y 14 blancas), destacando las siguientes: Touriga Nacional, Tinta Roriz, Tinta Barroca, Tinta Cao, Malvasia Fina, Malvasia Rei, Rabigato, Codega y Viosinho.
El aguardiente de vino se agrega en una proporción 110 litros por cada 650 litros de mosto, suspendiendo de esa forma la fermentación y acrecentando el dulzor. El grado alcohólico de los oportos varía entre 19° y 21°, superando cualquier otro tipo de vinos debido a los alcoholes agregados.
Aparte de las reglas generales, existen distintos tipos de oportos marcados por diferentes características debido a sus aromas, delicadeza y envejecimiento.
Porto Blanco: varía en cuanto a su dulzor pero tiene en común que es añejado en barricas por 2 ó 3 años.
Ruby: tiene un color rojizo claro como la piedra preciosa. Es el blend más económico por ser muy joven. Es envejecido por 2 ó 3 años.
Tawny Joven: es un blend con mejores cepas que el ruby, aunque es también joven.
Late Bottled Vintage (LBV): Fue lanzado por primera vez en 1970, se produce todos los años y es envejecido en barricas de 4 a 6 años, luego es filtrado y estabilizado más que un Vintage. Debe indicarse el año de la cosecha y del embotellamiento.
Tawny Añejo: se permiten cuatro categorías según su antigüedad (10, 20, 30 y 40 años). Son blends sabiamente mezclados que pasan hasta cuatro décadas en barricas de roble. Luego de rigurosos estudios químicos y catas, se permite su venta al público.
Colheita: se elaboran de una sola cosecha, posteriormente pasan mínimo 7 años cuando se va trasegando el vino. Se hacen por pedidos especiales de los clientes, por lo que son muy costosos.
Vintage: al igual que el anterior, son producidos de una sola cosecha pero éstas tienen que ser excepcionales. Se embotellan luego de 2 ó 3 años de envejecimiento en barrica y luego pueden pasar en botella de 5 hasta 50 años. Son ideales para acompañar quesos fuertes, chocolates y repostería fina.
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