Cada vez impresiona menos cuando las más delicadas chocolaterías y pastelerías gourmet de Paris, Nueva York o Tokio utilizan nuestro chocolate con el prestigio de la mejor denominación de origen –que hasta los momentos sólo detenta ese estatus legal el “Cacao de Chuao”, del Estado Aragua-.
Hay evidencias que desde la era precolombina se comerciaban granos de cacao a manera de trueque en el territorio que hoy acoge a Venezuela. Este producto se convertiría en el Siglo XVII hasta bien entrado el Siglo XVIII prácticamente en un monocultivo, cuya siembra y comercialización con el Viejo Mundo estaba en manos de los llamados “mantuanos” de la época, o “los grandes cacaos”, como se les llegó a decir a las pocas familias criollas que concentraron el comercio del grano. Sus haciendas se ubicaban en Chuao, Barlovento, Barcelona y Maracaibo y se embarcaban a Europa por La Guaira y Puerto Cabello.
La Guerra de la Independencia y luego la Guerra Federal, en el Siglo XIX, provocaron una gran merma en el cultivo del fruto, lo que provocó un fatal golpe al dominio que el cacao venezolano tenía en Europa y le abrió paso a las plantaciones en África y otros países de Suramérica y el Caribe que se convirtieron en los mayores productores en cuanto a volúmenes -aunque ninguno ha podido superar la calidad de nuestros frutos-.
Un resurgimiento del cacao venezolano se produjo a comienzos del Siglo XX, con una mayor demanda por parte de EE UU; pero luego, factores como la Gran Depresión norteamericana, la II Guerra Mundial, el terremoto en el Oriente del país en 1933 que devastó gran parte de los cultivos, aunados posteriormente al boom petrolero de la segunda mitad del Siglo XX, derivaron en el desinterés por ese negocio centenario.
Hay evidencias que desde la era precolombina se comerciaban granos de cacao a manera de trueque en el territorio que hoy acoge a Venezuela. Este producto se convertiría en el Siglo XVII hasta bien entrado el Siglo XVIII prácticamente en un monocultivo, cuya siembra y comercialización con el Viejo Mundo estaba en manos de los llamados “mantuanos” de la época, o “los grandes cacaos”, como se les llegó a decir a las pocas familias criollas que concentraron el comercio del grano. Sus haciendas se ubicaban en Chuao, Barlovento, Barcelona y Maracaibo y se embarcaban a Europa por La Guaira y Puerto Cabello.
La Guerra de la Independencia y luego la Guerra Federal, en el Siglo XIX, provocaron una gran merma en el cultivo del fruto, lo que provocó un fatal golpe al dominio que el cacao venezolano tenía en Europa y le abrió paso a las plantaciones en África y otros países de Suramérica y el Caribe que se convirtieron en los mayores productores en cuanto a volúmenes -aunque ninguno ha podido superar la calidad de nuestros frutos-.
Un resurgimiento del cacao venezolano se produjo a comienzos del Siglo XX, con una mayor demanda por parte de EE UU; pero luego, factores como la Gran Depresión norteamericana, la II Guerra Mundial, el terremoto en el Oriente del país en 1933 que devastó gran parte de los cultivos, aunados posteriormente al boom petrolero de la segunda mitad del Siglo XX, derivaron en el desinterés por ese negocio centenario.
Hoy nuestra producción y exportación de cacao y chocolates terminados va en aumento nuevamente, ya que el mundo demanda el aroma y la gran calidad del mejor fruto de nuestro terruño.
Desde Gourmet Lounge saludamos y reconocemos la titánica labor que realiza la empresa amiga Chocolates El Rey, orgullo venezolano que deja cada vez más en alto a la auténtica sustancia de nuestra tierra.
1 comentario:
Acabo de regresar de Chuao y escribi un blog con fotos sobre mi viaje a Chuao:
Checkalo: http://www.venezuelanodyssey.blogspot.com/2007/08/chuao-in-search-of-worlds-finest-cocoa.html
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